lunes, 25 de abril de 2011

Los cuentos de Beedle el Bardo. J.K Rowling

Me encanta Harry Potter, muchos me llaman friki por tener un poster gigante en mi cuarto, pero yo creo que es una afición como cualquier otra, que me encanta y que puedo tirarme horas y horas leyendo sin aburrirme.
Aunque es verdad que tiene final esta saga, (y me ha dado mucha pena terminar el último libro, ya que no habrá más) pero a la vez no puedes dejar de leer.
Me regalaron este libro de cuentos de Beedel el Bardo donde voy a escribir la introducción para que sepais de que va, pero solo digo que son una serie de cuentos populares entre los magos y brujas.

Cuentos de Beedle el Bardo es una colección de relatos infantiles para magos y brujas. Se trata de historias muy populares desde haci siglos; para muchos alumnos de Hogwarts, 'El cazo saltarín' y 'La fuente de la buena fortuna' son tan familiares como 'la Cenicienta' o 'La bella Durmiente' para los niños muggles ( no mágicos).
Las historias de Beedle se parecen a nuestros cuentos de hadas en muchos aspectos. Por ejemplo, la virtud a menudo tiene recompensa, y la maldad, castigo. Sin embargo, hay una marcada diferencia. En los cuentos de hadas de los muggles, la magia suele ser la causa de los problemas del héroe o la heroína: la bruja malvada ha envenenado la manzana, ha sumido a la princesa en un sueño de cien años o ha convertido al príncipe en una bestia espantosa. En los Cuentos de Beedle el Bardo, en cambio, los héroes y heroínas saben hacer magia, pero aun así les resulta tan difícil como a nosotros resolver sus problemas.
Las historias de Beedele han ayudado a muchas generaciones de padres magos a explicar a sus hijos esta dolorosa realidad: que la magia, además de solucionar problemas, también los ocasiona.

Otra diferencia destacada entre esas fábulas y sus equivalentes muggles es que, a la hora de buscar la fortuna, las brujas de Beedle son mucho más diligentes que las heroínas de nuestros cuentos de hadas. Asha, Altheda, Amata y Babbitty Rabbitty son brujas que se encargan personalmente de perseguir su destino, en lugar de echarse una larga siesta o esperar a que alguien les devuelva el zapato que ha perdido. La excepción a esta regla - la doncella sin nombre de 'el corazón peludo del brujo'- observa un comportamiento más parecido al de las princesas de nuestros cuentos, pero el relato no concluye con ningún 'y comieron perdices'.

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Un mago de nuestro tiempo que tenía unas opiniones muy parecidas a la de Beedle era, por supuesto, el profesor Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, Orden de Merlín (primera clase) director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, jefe supremo de la Confederación Internacional de Magos y Jefe de Magos del Wizengamot. Pese a esa similitud de puntos de vista, supuso una sorpresa descubrir una serie de notas sobre los cuentos entre los numerosos papeles que Dumbledore legó en su testamento a los Archivos de Howarts. 
J.K Rowling.

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